La urgencia de las decisiones acerca de un frente único, contrasta con la cercanía de la fecha límite. Si las negociaciones vuelven a terminar en un punto muerto por la intransigencia de los candidatos, la alianza no superará el plazo legal para constituirse.
Locales07/05/2023
leonardo fernández acosta
A espaldas de los electores, nuevamente los dirigentes del radicalismo “patean” la reunión clave entre los candidatos a gobernador, Fernando Carbajal y Francisco Paoltroni, del lunes 8 al martes 9, última fecha para el cierre de las alianzas.
Como se esperaba la primera reunión del día viernes, terminó sin avances significativos y con anuncios desprendidos de uno y otro sector pero con una promesa de un cuarto intermedio para este lunes. Sin embargo los dirigentes nacionales del radicalismo decidieron posponer la reunión para el día martes de manera unilateral.
Sin razón alguna, tan solo llevaron la reunión de la cual todos los que apoyan la oposición esperan definiciones, a la fecha al límite de la presentación de las alianzas que vence el mismo día martes 9.
Sin la más absoluta transparencia que amerita este tipo de procesos, los referentes de Juntos por el Cambio, tan solo decidieron cambiar la agenda, poniendo en peligro (por el corto plazo) las negociaciones necesarias para ir unidos en un solo frente.
Las razones no van más allá de los rumores respecto de otro conflicto que habría surgido, contradictoriamente, desde quien venía a mediar en la solución. El senador nacional, Luis Naidenoff, no estaría de acuerdo con las condiciones impuestas para la alianza porque debería modificar los cargos que le corresponderían a su sector y no estaría interesado en seguir participando de las negociaciones.
La urgencia de las decisiones acerca de un frente único, contrasta con la cercanía de la fecha límite. Si las negociaciones vuelven a terminar en un punto muerto por la intransigencia de los candidatos, la alianza no superará el plazo legal para constituirse.
Un sector del radicalismo explicó que estaban en la provincia de Jujuy por las elecciones que se estaban llevando a cabo este domingo y que viajarían el lunes por la mañana hacia Formosa.
Llegó al Concejo gracias al sacrificio de una militante que fue presa mientras él tomaba café en Puerto Madero. Nunca presentó un proyecto relevante, perdió su banca pese al aparato radical, y ahora pretende dar lecciones de ética. Casadei encarna lo peor del nepotismo disfrazado de oposición.
La diputada provincial Gabriela Neme presentó un recurso de reposición contra la resolución del Tribunal Electoral que le negó una banca pese a haber obtenido más de 19 mil votos. Acusa al organismo de manipular el sistema D’Hondt, inventar un “piso” sin respaldo legal y violar la voluntad popular.
La oposición en Formosa no perdió solamente una elección. Perdió la brújula. Perdió sentido estratégico. Y, lo que es más grave, perdió su vínculo con la ciudadanía que alguna vez le creyó que era posible enfrentar al régimen de Insfrán.
Mientras Greenpeace alerta sobre la alarmante expansión de la deforestación en Formosa tras la Ley de Bosques, el gobierno de Gildo Insfrán se aferra a un relato técnico lleno de cifras, pero incapaz de explicar un hecho irrefutable: los desmontes se multiplicaron por cuatro desde la implementación de la norma.
La UCR formoseña volvió a lo que mejor sabe hacer: pactar con el poder que dice combatir. Lejos de denunciar la estafa electoral contra Gabriela Neme, se alineó con el gildismo y celebró una banca obtenida gracias a una trampa vergonzosa. En lugar de defender el voto popular, se convirtió en su verdugo. Una oposición que festeja el fraude no es oposición: es parte del problema.
Cobran por la memoria, pero militan el olvido. Juan Lenscak y otros “referentes” de derechos humanos devenidos en empleados del régimen de Insfrán, transformaron su condición de víctimas en una franquicia oficialista: ahora encubren, relativizan o directamente niegan violaciones actuales a cambio de sueldos, cátedras y micrófonos pagos por el Estado que los necesita obedientes.
La UCR formoseña volvió a lo que mejor sabe hacer: pactar con el poder que dice combatir. Lejos de denunciar la estafa electoral contra Gabriela Neme, se alineó con el gildismo y celebró una banca obtenida gracias a una trampa vergonzosa. En lugar de defender el voto popular, se convirtió en su verdugo. Una oposición que festeja el fraude no es oposición: es parte del problema.
Mientras Greenpeace alerta sobre la alarmante expansión de la deforestación en Formosa tras la Ley de Bosques, el gobierno de Gildo Insfrán se aferra a un relato técnico lleno de cifras, pero incapaz de explicar un hecho irrefutable: los desmontes se multiplicaron por cuatro desde la implementación de la norma.
La oposición en Formosa no perdió solamente una elección. Perdió la brújula. Perdió sentido estratégico. Y, lo que es más grave, perdió su vínculo con la ciudadanía que alguna vez le creyó que era posible enfrentar al régimen de Insfrán.
La diputada provincial Gabriela Neme presentó un recurso de reposición contra la resolución del Tribunal Electoral que le negó una banca pese a haber obtenido más de 19 mil votos. Acusa al organismo de manipular el sistema D’Hondt, inventar un “piso” sin respaldo legal y violar la voluntad popular.
Llegó al Concejo gracias al sacrificio de una militante que fue presa mientras él tomaba café en Puerto Madero. Nunca presentó un proyecto relevante, perdió su banca pese al aparato radical, y ahora pretende dar lecciones de ética. Casadei encarna lo peor del nepotismo disfrazado de oposición.
