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En Formosa, la bandera se iza, los principios se arrian y la dignidad parece estar en "oferta"

Mientras en las escuelas se canoniza la bandera entre lágrimas, marchas y promedios, en el escenario político basta con unas zapatillas desatadas para pisotear todo el ceremonial del mérito y la patria. Y pensar que hay chicos que lloran al cantar el “Alta en el cielo” como si estuvieran invocando a la mismísima Virgen de la Pureza Patriótica

Locales01/05/2025leonardo fernández acostaleonardo fernández acosta
Diseño sin título (3)
Alta en el Cielo, Baja en el Decoro del concejal del PJ, Horacio Petit

En un acto que demuestra "compromiso institucional" a la altura de sus zapatillas de lona, el concejal, Horacio Petit por el espacio del intendente, Jorge Jofré, de Formosa —reconocido por su inquebrantable "coherencia política"— protagonizó un izamiento de bandera que hubiera hecho sonrojar hasta al más relajado de los cómicos. Mientras la enseña nacional ondeaba, sus "zapa-bandera" (un modelo "informal-provocador") dejaron claro que, para él, los símbolos patrios son tan flexibles como sus principios políticos.

Pero ¡sorpresa! Este campeón de la ética circunstancial no solo "honra" la bandera con indumentaria de picnic, sino que también domina el arte del travestismo partidario: hace unos meses, cambiaba de camiseta política con la facilidad de quien elige medias. Sus ex-seguidores, esos ingenuos que creyeron en sus "valores", hoy deben mirar con nostalgia los tiempos en que la lealtad no se medía por conveniencias electorales.

Y pensar que hay chicos que lloran al cantar el “Alta en el cielo” como si estuvieran invocando a la mismísima Virgen de la pureza patriótica, o marchan al compás de la Marcha de San Lorenzo con más fervor que un regimiento entero. Para muchos, ser abanderado es alcanzar el olimpo cívico: se llega con las mejores notas, el guardapolvo almidonado y la espalda bien recta, como si llevar ese trapo celeste y blanco fuera cargar la cruz del mérito nacional. Pero claro, después llega el funcionario de turno con las zapatillas desatadas y el decoro hecho jirones, y te baja de un hondazo todo ese relato de bandera al trote y lealtad al mejor postor.

¿Qué mejor ejemplo del respeto a las instituciones que un funcionario que muestra su respeto a la bandera vistiendo con un estilo "rolinga" y los espacios políticos como un menú de delivery? Mientras algunos insisten en eso de "la solemnidad republicana", nuestro héroe local prefiere el "estilo casual" tanto en el atuendo como en la ética.

Moraleja: En Formosa, la bandera se iza, los principios se arrian y la dignidad, esa parece estar en "oferta". ¡Viva la patria, las zapatillas y el oportunismo!

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