En una marcha de los empleados bancarios de Formosa, iba el sobrino del gobernador, acomodado empleado del rubro. Carlos Miguel, además se puede dar el gusto de ser empresario, bancario y protestar contra la patronal tocando el bombo, eso si con selfies en el instagram para no perder la costumbre.
Locales28/04/2022
leonardo fernández acosta
La protesta nacional de los empleados bancarios y que causara un colpaso el día de ayer por el adelanto en el pago de beneficios sociales, pensiones y jubilaciones tuvo un segundo capitulo, en la versión local de la protesta que involucró al gremio "La Bancaria" recorriendo la avenida 25 de mayo.
El gremió pide un 60% de aumento pero le ofrecieron un 55% en tres tramos por lo que se llevó adelante durante todo este jueves la protesta sin atención al público, con desconexión pero habrá reposición en los cajeros automáticos de la ciudad.
Los sueldos de los empleados bancarios oscilan en los 160 mil pesos promedio, aún así consideran que la inflación es la que debe tomarse en cuenta para considerar el aumento que debe ser de la misma magnitud.
Pero la pregunta que surge es ¿Si la protesta es nacional? porque los bancarios llevan en sus banderas la inscripción "Gildo Conducción", cuando es el propio Gildo Insfrán el que mantiene un promedio de salario de bolsillo de la mayoría de los empleados públicos de 50 mil pesos.
Pero peor aún, en la marcha de los bancarios, no pudo con su adicción a las redes y el sobrino del gobernador, Gildo Insfrán, hijo del diputado provincial, desde hace más de 20 años, Carlín Insfrán, a la saga, Carlos Miguel Insfrán se tomó una selfie en la columna de empleados que iba por la avenida 25 de mayo.
Carlos Miguel Insfrán ingresó a trabajar al Banco Formosa SA hace unos meses, con el obvio auspicio de su tío y ya participa activamente de las movidas gremiales, algo que sería imposible para cualquier empleado recien ingresado que quisiera mantener su trabajo.
Al lado suyo en la foto está Micaela Medina, hija del titular de la Mutual Bancaria, Miguel Medina para completar la escena de privilegios en cuanto al ingreso como empleados bancarios.
En Formosa, las inequidades y los privilegios le explotan en la cara a la sociedad. Los buenos sueldos de bancarios de un Banco provincial donde el accionista mayoritario es el gobierno de Insfrán, los buenos sueldos de los empleados judiciales y los paupérrimos sueldos de la gran mayoría del resto de los empleados públicos provinciales.
Empleado bancario y empresario
Carlos Miguel Insfrán quien se hiciera conocido a nivel nacional por su fiesta clandestina de cumpleaños de tres días en plena Fase 1 también tiene registrada la empresa FORCAMAT S.R.L.
La empresa que se constituyó en sociedad con el abogado, Sergio Ramón Gómez, su socio, tiene como principal objeto de su actividad la construcción y entre otras cosas realizará obras públicas y privadas de cualquier naturaleza, incluyendo plantas industriales, obras viales, pavimentación urbana y de carreteras, construcción de viviendas, gasoductos, oleoductos, canales, diques. Transporte de materiales y negocios inmobiliarios. Es decir casi todo.
Dificilmente a un hijo del poder le vaya mal en esta provincia y como Carlos Miguel, además se puede dar el gusto de ser empresario, bancario y protestar contra la patronal tocando el bombo, eso si con selfies en el instagram para no perder la costumbre.
Mientras nuestros chicos mueren, sufren o callan, el Estado responde con silencio y la sociedad mira para otro lado. En Formosa, la tragedia infantil ya no conmueve: apenas ocupa un renglón entre las estadísticas.
El juez federal Pablo Morán volvió a ponerse del lado del poder: bloqueó la presencia de la Dirección Nacional Electoral y habilitó a militantes gildistas para “controlar” los comicios. En Formosa, la Justicia ya no vela por la transparencia: la custodia del voto quedó en manos del régimen.
Mientras el país muestra una recuperación en sus exportaciones, el nordeste argentino continúa rezagado y Formosa directamente se hunde en el atraso estructural. En los primeros nueve meses de 2025, la provincia apenas generó 36 millones de dólares en ventas externas, casi todas en productos primarios. Un modelo que presume “autonomía” pero ni siquiera produce para vender más allá de su frontera.
El rector de la Universidad Provincial de Laguna Blanca, Adrián Muracciolle, volvió a poner la academia al servicio del aparato. Con su consultora Politiké, fabrica estadísticas a medida del poder para mostrar una Formosa que solo existe en los gráficos oficiales: la del empleo que crece, el Estado que adelgaza y un modelo que se vende como milagro mientras el resto del país se hunde en la realidad.
Desde los fondos oscuros del Cártel de los Soles en Venezuela, pasando por el fideicomiso binacional Argentina–Venezuela y los canales del BANDES y el Banco Nación, hasta aterrizar en Formosa Alimenta, la empresa estatal del gobernador Gildo Insfrán: una red que mezcla política, narcotráfico y poder feudal en el norte argentino.
La bronca dejó de ser un rumor para convertirse en un grito. En todo el país se repite la misma frase: “Soy peronista, no ciego”. Mientras el pueblo se cansa de los privilegios eternos, en Formosa Insfrán sigue reinando con el voto cautivo de un pueblo que todavía no se anima a romper sus cadenas.
La bronca dejó de ser un rumor para convertirse en un grito. En todo el país se repite la misma frase: “Soy peronista, no ciego”. Mientras el pueblo se cansa de los privilegios eternos, en Formosa Insfrán sigue reinando con el voto cautivo de un pueblo que todavía no se anima a romper sus cadenas.
Desde los fondos oscuros del Cártel de los Soles en Venezuela, pasando por el fideicomiso binacional Argentina–Venezuela y los canales del BANDES y el Banco Nación, hasta aterrizar en Formosa Alimenta, la empresa estatal del gobernador Gildo Insfrán: una red que mezcla política, narcotráfico y poder feudal en el norte argentino.
El rector de la Universidad Provincial de Laguna Blanca, Adrián Muracciolle, volvió a poner la academia al servicio del aparato. Con su consultora Politiké, fabrica estadísticas a medida del poder para mostrar una Formosa que solo existe en los gráficos oficiales: la del empleo que crece, el Estado que adelgaza y un modelo que se vende como milagro mientras el resto del país se hunde en la realidad.
El juez federal Pablo Morán volvió a ponerse del lado del poder: bloqueó la presencia de la Dirección Nacional Electoral y habilitó a militantes gildistas para “controlar” los comicios. En Formosa, la Justicia ya no vela por la transparencia: la custodia del voto quedó en manos del régimen.
Mientras nuestros chicos mueren, sufren o callan, el Estado responde con silencio y la sociedad mira para otro lado. En Formosa, la tragedia infantil ya no conmueve: apenas ocupa un renglón entre las estadísticas.
