Cuando el concejal por Nuevo Pais, pedía mayores precisiones respecto del auditor de la empresa, Crucero del Sur, el presidente del cuerpo le cortó el micrófono. Los concejales opositores se retiraron del recinto.
Locales23/05/2024
leonardo fernández acostaDespués de muchos periodos frente a la presidencia del Concejo Deliberante de la ciudad, Darío Di Martino, al igual que el gobernador perpetuado en el poder, asume como propio y discrecional el manejo del cuerpo e incurre en abusos al cercenar el derecho al uso de la palabra de los legisladores comunales.
En la sesión del día de ayer, el concejal, Patricio Evans, tenía el uso de la palabra en donde reclamaba el incumplimiento de los deberes de funcionario público del auditor de la fallida empresa de transporte público, Crucero del Sur y el cumplimiento del reglamento del cuerpo.
Sin embargo, Di Martino, le contestó que se remita a la Comisión donde debería tratarse la cuestión. Ante la insistencia de Patricio Evans en continuar su exposición, el presidente le cortó el micrófono.
Evans fue hasta donde se encontraban las autoridades del amplio recinto y cruzó palabras con Di Martino. Aparentemente, también el presidente del cuerpo impidió el tratamiento de una iniciativa sobre tablas por el mismo tema del concejal, Diego Herrera, por lo cual los concejales de la oposición se retiraron.
La mecánica no es nueva en el oficialismo y tiene que ver con la intolerancia que se acumula a través de los años de la misma persona, ocupando siempre el mismo cargo. Esto ocurre siempre en la Legislatura Provincial, donde los diputados oficialistas doblan en reelecciones a los concejales de la ciudad y el autoritarismo es moneda corriente.
Di Martino debería haber permitido que el concejal Evans, terminara el uso de la palabra y continuar con el resto de la sesión pero evidentemente con el paso de los años, los vicios de la política terminan recorriendo el mismo camino de intolerancia de cualquier oficialismo perpetuado en el poder.
La jura de suplentes en la Constituyente terminó exhibiendo al radicalismo dividido, con un oficialismo que capitalizó la confusión y un Juan Carlos Leguizamón que, molesto y desplazado, acusó a sus correligionarios de traicionarlo para no quedar pegados al gildismo
En Formosa, la operadora Patricia García —ligada al diputado Gerardo González— habría replicado el esquema de coimas que estalló en Chaco y en el ANDIS: aprietes a prestadores del PAMI, descuentos compulsivos a empleados y manejos turbios de fondos públicos. Lo que en otras provincias ya llegó a la Justicia, aquí sigue siendo un secreto a voces, protegido por la impunidad. Con la nueva conducción de LLA en manos de Atilio Basualdo, Gabriela Neme y Francisco Paoltroni, la incógnita es si habrá denuncias o si la corrupción seguirá bajo la alfombra.
La Convención Constituyente de Formosa aceptó en bloque las renuncias de cinco opositores y expulsó a Francisco Paoltroni, en un nuevo capítulo de obediencia ciega al régimen. Lo que debería ser un espacio de debate se transformó en la caricatura de una institución democrática, donde disentir con Insfrán equivale a cometer “traición a la provincia”.
José Mayans es el retrato de la decadencia política formoseña: un senador que pasó más de dos décadas vegetando en el Congreso, incapaz de articular un discurso serio y que, como presidente del bloque kirchnerista, solo sabe regalar papelones. Su última hazaña: una agresión verbal cargada de violencia de género contra la candidata Virginia Gallardo, a quien calificó de “tonta” y “estúpida”, confirmando que el feudo de Insfrán produce legisladores mediocres, vulgares y violentos.
El fallo de Corrientes que desnuda cómo Insfrán usa la ley provincial para blindarse, mientras habla de superávit y avanza sobre la propiedad privada sin todavía haber modificado la Constitución Provincial. Le recordaron a los jueces militantes que la Corte Suprema ya había establecido que los tribunales provinciales no deben revisar el fondo de los fallos de otras jurisdicciones, sino simplemente garantizar su ejecución.
Gerardo “Quini Seis” González, el diputado que ni Milei quería mostrar, pasó de libertario trucho a traidor profesional: acomodó amantes, vendió remeras al Estado, se entregó a Insfrán y ahora juega a la extorsión política para estirar su vida útil de parásito con fueros.
Gerardo “Quini Seis” González, el diputado que ni Milei quería mostrar, pasó de libertario trucho a traidor profesional: acomodó amantes, vendió remeras al Estado, se entregó a Insfrán y ahora juega a la extorsión política para estirar su vida útil de parásito con fueros.
José Mayans es el retrato de la decadencia política formoseña: un senador que pasó más de dos décadas vegetando en el Congreso, incapaz de articular un discurso serio y que, como presidente del bloque kirchnerista, solo sabe regalar papelones. Su última hazaña: una agresión verbal cargada de violencia de género contra la candidata Virginia Gallardo, a quien calificó de “tonta” y “estúpida”, confirmando que el feudo de Insfrán produce legisladores mediocres, vulgares y violentos.
En Formosa, la operadora Patricia García —ligada al diputado Gerardo González— habría replicado el esquema de coimas que estalló en Chaco y en el ANDIS: aprietes a prestadores del PAMI, descuentos compulsivos a empleados y manejos turbios de fondos públicos. Lo que en otras provincias ya llegó a la Justicia, aquí sigue siendo un secreto a voces, protegido por la impunidad. Con la nueva conducción de LLA en manos de Atilio Basualdo, Gabriela Neme y Francisco Paoltroni, la incógnita es si habrá denuncias o si la corrupción seguirá bajo la alfombra.
La jura de suplentes en la Constituyente terminó exhibiendo al radicalismo dividido, con un oficialismo que capitalizó la confusión y un Juan Carlos Leguizamón que, molesto y desplazado, acusó a sus correligionarios de traicionarlo para no quedar pegados al gildismo
En medio de la décima sesión constituyente, el convencional dejó plantados a Gabriela Neme y a la militancia de Nuevo País para crear su bloque unipersonal. Con acusaciones de “negociar solo” con el oficialismo, Servín quedó señalado como el nuevo ejemplo de cooptación política en Formosa.
