
Lo que a este Rey no le contaron era de que hay un pueblo que olvidó hace tiempo y a lo lejos la práctica de ese deporte -salvo por honrosas excepciones de algunos aficcionados que laburan al pulmón sin ningún apoyo o plan oficial.
La UCR formoseña volvió a lo que mejor sabe hacer: pactar con el poder que dice combatir. Lejos de denunciar la estafa electoral contra Gabriela Neme, se alineó con el gildismo y celebró una banca obtenida gracias a una trampa vergonzosa. En lugar de defender el voto popular, se convirtió en su verdugo. Una oposición que festeja el fraude no es oposición: es parte del problema.
La oposición en Formosa no perdió solamente una elección. Perdió la brújula. Perdió sentido estratégico. Y, lo que es más grave, perdió su vínculo con la ciudadanía que alguna vez le creyó que era posible enfrentar al régimen de Insfrán.
La diputada provincial Gabriela Neme presentó un recurso de reposición contra la resolución del Tribunal Electoral que le negó una banca pese a haber obtenido más de 19 mil votos. Acusa al organismo de manipular el sistema D’Hondt, inventar un “piso” sin respaldo legal y violar la voluntad popular.
Llegó al Concejo gracias al sacrificio de una militante que fue presa mientras él tomaba café en Puerto Madero. Nunca presentó un proyecto relevante, perdió su banca pese al aparato radical, y ahora pretende dar lecciones de ética. Casadei encarna lo peor del nepotismo disfrazado de oposición.
Conscientes de que el tiempo se les agota y las urnas les serán adversas en octubre, el kirchnerismo, acompañado por radicales oportunistas y falsos moderados, lanzó un nuevo golpe institucional: leyes previsionales que buscan romper el equilibrio fiscal y torcerle el brazo a Milei. El Presidente ya anunció el veto.