
La demanda de combustibles en las estaciones de servicio volvió a retroceder en junio por séptimo mes consecutivo. Esta vez la baja fue 12% interanual, más pronunciada que la de mayo, que había sido del 8%.
En Formosa, ni sacar más votos te garantiza una banca. Gabriela Neme quedaría afuera de la Legislatura por una combinación perversa de ley de lemas, reparto arbitrario y castigo político. Molesta al oficialismo y eclipsa a una oposición cómoda: el sistema la quiere afuera, y el Tribunal Electoral obedece.
Cobran por la memoria, pero militan el olvido. Juan Lenscak y otros “referentes” de derechos humanos devenidos en empleados del régimen de Insfrán, transformaron su condición de víctimas en una franquicia oficialista: ahora encubren, relativizan o directamente niegan violaciones actuales a cambio de sueldos, cátedras y micrófonos pagos por el Estado que los necesita obedientes.
La UCR formoseña volvió a lo que mejor sabe hacer: pactar con el poder que dice combatir. Lejos de denunciar la estafa electoral contra Gabriela Neme, se alineó con el gildismo y celebró una banca obtenida gracias a una trampa vergonzosa. En lugar de defender el voto popular, se convirtió en su verdugo. Una oposición que festeja el fraude no es oposición: es parte del problema.
Mientras Greenpeace alerta sobre la alarmante expansión de la deforestación en Formosa tras la Ley de Bosques, el gobierno de Gildo Insfrán se aferra a un relato técnico lleno de cifras, pero incapaz de explicar un hecho irrefutable: los desmontes se multiplicaron por cuatro desde la implementación de la norma.
La oposición en Formosa no perdió solamente una elección. Perdió la brújula. Perdió sentido estratégico. Y, lo que es más grave, perdió su vínculo con la ciudadanía que alguna vez le creyó que era posible enfrentar al régimen de Insfrán.