
Mansilla es un caos: horas de espera y filas interminables de autos en el fin de semana largo
A pesar de la orden de la justicia federal el gobierno sigue cobrando a todo el mundo 5 mil pesos por los hisopados de ingreso a la provincia.
A pesar de la orden de la justicia federal el gobierno sigue cobrando a todo el mundo 5 mil pesos por los hisopados de ingreso a la provincia.
La provincia debe garantizar el cumplimiento de la resolución de la justicia federal en los ingresos a la provincia y capacitar al personal policial para cumplirlos.
La provincia es la única de todo el país con un impuesto aduanero ilegal para ingresar a la provincia que espanta al turismo y que obliga a pagar a los formoseños que vienen de vacaciones
La Convención Constituyente de Formosa apenas comenzó y ya mostró su primera postal de desidia: una libertaria que juró y desapareció, y dos radicales que votaron con el gildismo por error o por costumbre. Entre el oportunismo y la torpeza, el oficialismo agradecido.
Pablo Miguez y Juan Carlos Montiel no pudieron jurar como convencionales por no tener licencia en sus cargos públicos. El primero, asesor del PAMI por La Libertad Avanza. El segundo, un viejo "ñoqui" radical acomodado por Naidenoff desde hace dos décadas. Una muestra obscena de cómo la clase política sigue meando a la sociedad desde arriba.
Lo que debía ser un hecho histórico para la democracia formoseña comenzó con graves vicios de procedimiento, una puesta en escena autoritaria y señales de desprecio por las normas parlamentarias.
Del discurso rebelde al alineamiento dócil: los intelectuales que critican a Milei con razón, pero olvidan la represión y el control cuando los recibe un caudillo peronista con recursos públicos y culto a la personalidad.
Extorsión opositora: cargos o balcanización para que gane el feudo. La cúpula radical formoseña no busca ganarle al gildismo, sino negociar con él: exige la Auditoría General de la Nación a cambio de no dividir la oposición. Si no les dan el cargo, amenazan con ir solos y entregarle la elección a Insfrán. Un chantaje burdo disfrazado de estrategia.