El Gobierno nacional dejó afuera a Formosa de la mesa de negociaciones y lanzó un mensaje directo: solo recibirán fondos y avales los gobernadores que ajustaron sus cuentas. “No es lo mismo lo que hizo Frigerio que lo que pudo haber hecho Gildo”, admiten en la Casa Rosada. La comparación exhibe el lugar que el mileísmo le asigna a la provincia: lejos del reparto y aún más lejos de la consideración política.
Locales28/11/2025
leonardo fernández acosta
La Casa Rosada avanza con su plan de “premios” para los gobernadores alineados con el ajuste y, sobre todo, con peso legislativo suficiente para destrabar las leyes clave de Javier Milei. Pero en ese reparto discrecional, la provincia de Formosa vuelve a quedar expuesta: ni fue convocada a las negociaciones iniciales ni aparece en la lista de distritos que recibirán gestos fiscales. Y no solo eso: en los pasillos del Gobierno ya circula una frase que sintetiza la lectura libertaria sobre la gestión provincial: “No es lo mismo lo que hizo Frigerio en Entre Ríos que lo que pudo haber hecho Gildo en Formosa”.
La comparación no es inocente. Es, en términos políticos, una sentencia. Mientras el ministro del Interior, Diego Santilli, recorrió la Casa Rosada para entrevistarse con 20 gobernadores, Formosa fue una de las cuatro provincias excluidas, junto a Buenos Aires, Tierra del Fuego y La Rioja. No hubo invitación, no hubo foto y, por ahora, no habrá “poncho” –como graficó Gustavo Sáenz– para quienes no se alinearon al ajuste que Milei exige a los distritos.
El mensaje interno del Gobierno es claro: los fondos de ATN no serán para todos, y se priorizará a quienes “eficientizaron” sus cuentas públicas. En ese esquema, la mención a Insfrán funciona como una marca: la Rosada considera que Formosa no acompañó el recorte que sí ejecutó Rogelio Frigerio en Entre Ríos, provincia que hoy aparece en la lista de “alumnos aplicados” del mileísmo.
El castigo político es doble. Por un lado, Formosa no forma parte de la mesa de negociación que definirá el futuro de proyectos como el Presupuesto 2026, la Ley de Inocencia Fiscal o la reforma laboral. Por el otro, su aislamiento funciona como advertencia al resto: el Gobierno nacional necesita votos y está dispuesto a liberar fondos, avales y obras, pero solo para quienes ingresen en la lógica de cooperación.
Mientras tanto, la provincia gobernada por Insfrán queda señalada en el discurso del poder central como ejemplo de lo que no se premia. El mensaje no admite segundas lecturas: para la Nación, Frigerio encarna el ajuste que Milei exige; Insfrán, lo que el Gobierno considera lo contrario.
Una comparación en apariencia técnica, pero profundamente política. Una línea que separa aliados potenciales de gobernadores prescindibles. Y en esa línea, Formosa vuelve a quedar del lado que la Casa Rosada decidió dejar afuera.
Un cadáver pasó inadvertido durante una semana; una acusada de grooming fue detenida en 24 horas. La desigual rapidez del Estado desnuda que el problema nunca fue la capacidad operativa, sino dónde decide aplicarla.
Mientras Formosa intenta justificar un repunte “estacional” en pleno calor y atribuye el brote a falta de vacunas, el ministro correntino Ricardo Cardozo lo desmiente de plano: en su provincia no hay brote, no faltan dosis y el Covid casi no circula. El contraste deja al descubierto que el problema no es epidemiológico, sino narrativo.
El subjefe policial Rubén Mauri, quien habría sido designado sin carrera ni antecedentes y tras el retiro forzado de comisarios más antiguos, reapareció en la reunión del Norte Grande junto a Insfrán mientras en la provincia crecen el robo de motos, el narcomenudeo y la falta total de estadísticas de seguridad. Su presencia política expone, otra vez, que en Formosa la Policía responde más al poder que a la ciudadanía.
Hay una diferencia abismal entre la protesta legítima y la intimidación mafiosa. Entre el reclamo con argumentos y la imposición por la fuerza. Lo que hemos presenciado en las puertas del Concejo Deliberante con el acoso al concejal Evans es el triste espectáculo de quienes, queriendo aparentar ser actores sociales, no pueden disimular su esencia de patota.
Mientras crecen los actos de vandalismo, las picadas nocturnas y la ausencia policial, los vecinos hablan de una “zona liberada” en la única ciudad que gobierna la oposición. Todo ocurre en un contexto donde el gildismo ve a Atilio Basualdo como una amenaza real para la sucesión provincial y estaría dispuesto a dejar que Las Lomitas se deteriore antes que permitirle consolidar poder.
En una de las fronteras más calientes del país, el gildismo impulsa a una magistrada sin trayectoria mientras la diputada Gabriela Neme expone una red estatal que habría quitado niños a familias pobres, encubierto abusos y manipulado expedientes.
Hay una diferencia abismal entre la protesta legítima y la intimidación mafiosa. Entre el reclamo con argumentos y la imposición por la fuerza. Lo que hemos presenciado en las puertas del Concejo Deliberante con el acoso al concejal Evans es el triste espectáculo de quienes, queriendo aparentar ser actores sociales, no pueden disimular su esencia de patota.
El subjefe policial Rubén Mauri, quien habría sido designado sin carrera ni antecedentes y tras el retiro forzado de comisarios más antiguos, reapareció en la reunión del Norte Grande junto a Insfrán mientras en la provincia crecen el robo de motos, el narcomenudeo y la falta total de estadísticas de seguridad. Su presencia política expone, otra vez, que en Formosa la Policía responde más al poder que a la ciudadanía.
Mientras Formosa intenta justificar un repunte “estacional” en pleno calor y atribuye el brote a falta de vacunas, el ministro correntino Ricardo Cardozo lo desmiente de plano: en su provincia no hay brote, no faltan dosis y el Covid casi no circula. El contraste deja al descubierto que el problema no es epidemiológico, sino narrativo.
Un cadáver pasó inadvertido durante una semana; una acusada de grooming fue detenida en 24 horas. La desigual rapidez del Estado desnuda que el problema nunca fue la capacidad operativa, sino dónde decide aplicarla.
El Gobierno nacional dejó afuera a Formosa de la mesa de negociaciones y lanzó un mensaje directo: solo recibirán fondos y avales los gobernadores que ajustaron sus cuentas. “No es lo mismo lo que hizo Frigerio que lo que pudo haber hecho Gildo”, admiten en la Casa Rosada. La comparación exhibe el lugar que el mileísmo le asigna a la provincia: lejos del reparto y aún más lejos de la consideración política.
