El intendente de Las Lomitas realizó una presentación por el recorte en los fondos coparticipables como represalia por su salida del gildismo. Ahora abrió los ojos y vio que están estafando a los lomitenses, que los jueces son empleados de Insfrán, entre tantas otras cosas.
Locales09/10/2024
leonardo fernández acosta
El intendente de Las Lomitas, Atilio Basualdo, quien desde hace un tiempo despertó del largo letargo de pertenecer al gildismo para darse cuenta que lo estarían estafando con el reparto de la coparticipación, como represalia por su repentino ataque de libertarismo, realizó una presentación contra el gobierno provincial en el Superior Tribunal de Justicia.
“Nuestros abogados consideran que estamos recibiendo el 50% aproximadamente de lo que tienen que recibir las lomitas. Nosotros buscamos la manera, los empleados municipales, ustedes saben que tienen un sueldo miserable. Simplemente nosotros los intendentes tenemos que agudizar el ingenio para que el dinero nos alcance, porque tenemos que pagar empleados, prestar los servicios básicos que necesita una ciudad, un pueblo como Las Lomitas, que andan los 40.000 habitantes” explicó.
“Vengo a plantear que le están robando a todos los lomitenses”.
Basualdo se excusó diciendo porque no actuó antes: “La pregunta del millón es, ¿por qué después de 35 años? Porque no teníamos información, no tenemos información los intendentes, nos pasa en esta provincia, no tenemos acceso a la información. Ahora en este gobierno (Javier Milei), gracias a Dios, gobierno nacional diferente, pudimos tener alguna información para poder pelearla los intendentes”.
El intendente dijo que las órdenes de hostigarlo, salen del gobernador y de algunos de sus funcionarios como el Ministro González, “No, mire, no le voy a responder al ministro, pero le voy a decir que lo que había dentro de esa carpeta (que él funcionario manifestaba vacía) es lo que acabo de presentar hoy. Así que simplemente ahora que se notifique el ministro del robo, que lea la carpeta, del robo de años a los vecinos de Las Lomitas”.
En referencia a que él era parte, explicó que. “Yo vengo de adentro y muchas veces estoy sentado en la mesa chica compartiendo estas cosas. A mí ni Insfrán ni Ferreira ni nadie me va a decir cómo funciona esto. Sabemos, yo soy parte del equipo de ellos, era, he decidido, hoy soy libre, estoy trabajando junto con otros dirigentes para buscar la libertad, buscar que haya democracia en esta provincia”.
Como arrepentido del régimen que reniega de lo evidente, volvió a excusarse: “Con mi silencio he tapado muchas cosas, me he cansado, ¿me entienden? Entonces, entiéndanme eso, no soy un arrepentido, no soy un, estoy transitando feliz porque me siento libre y me cansé de proteger con mi silencio muchas injusticias”.
Finalmente Basualdo reflexiono sobre si continuaría en el peronismo: “Esto es, le digo una cosa, esto no es peronismo. Lo que hace Insfran y hay dos personas que manejan la provincia, que es Ferreira y Gildo Infran. Les digo, muchachos, a todos los medios, ese es el modelo de provincia que tenemos hoy. ¿Internas? Con Insfran a la cabeza, no me interesa o con Cristina a la cabeza. Nos han hecho mucho daño. Nadie se hace cargo de la plata que se robaron, de los ministros que tuvieron infraestructura en la nación.
La jueza electoral Sandra Moreno convirtió una simple proclamación de cargos en un dictamen político sobre la sucesión en Las Lomitas: citó leyes fuera de su competencia, anticipó decisiones que sólo corresponden al municipio y terminó instalando como “inevitable” un escenario que favorece a la familia Basualdo.
De pedir acompañamiento para exigir justicia a alinearse con el discurso oficial: la hermana de Xiomara cambió de versión con una velocidad que la causa todavía no logra igualar. El abrupto cambio de postura de la hermana de Xiomara —que primero pidió ayuda y luego denunció marchas— revela el peso de las presiones y las contradicciones que atraviesan una investigación marcada por lo silencios.
Con la asunción de la nueva minoría opositora, La Libertad Avanza recoge el legado de confrontación sin concesiones que dejó Gabriela Neme, asumiendo el desafío de sostener esa línea dura frente a un modelo que hace tres décadas somete la vida pública formoseña bajo el mando de Insfrán.
Mientras la Policía exhibe protocolos y los jueces guardan silencio, la causa por la muerte de Xiomara Portillo avanza sin respuestas y con decisiones inexplicables: secuestro de los celulares de la familia, detenciones sin fundamentos públicos y un manejo hermético que huele más a encubrimiento que a investigación.
La Policía de Formosa no solo expulsó a los empujones a un joven disfrazado de león: ahora intenta convertir una caída actuada en una supuesta agresión. El insólito intento de imputarlo revela una maquinaria estatal dispuesta a validar un relato inventado para justificar otra supuesta causa armada.
El caso Xiomara dio un giro oscuro: la familia, que marchaba y reclamaba, ahora guarda un silencio abrupto y absoluto. Un silencio que no parece voluntario, sino impuesto por un poder que prefiere que nadie pregunte Un sistema diseñado para no incomodar a los dueños del modelo.
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