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Mariano Pérez: el asedio de Milei a los medios tradicionales que lo critican y la trinchera digital con secundario reforzado

Mientras en Formosa el gildismo persigue a la prensa independiente, Milei importa youtubers militantes para replicar su manual de censura. Con un millón de seguidores y cero ética, estos operadores digitales son la nueva cara del autoritarismo: creen que los likes les dan licencia para linchar periodistas y enterrar la verdad. La democracia argentina, secuestrada entre el odio de las redes y el silencio cómplice del poder

Locales09/05/2025leonardo fernández acostaleonardo fernández acosta
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De la pluma a los algoritmos: la guerra sucia de Milei contra el periodismo ya tiene sus mercenarios. Son youtubers con más seguidores que escrúpulos, que cambian verificación por viralización y ética por likes.

En los últimos meses, el presidente Javier Milei ha escalado su guerra contra el periodismo independiente con una retórica agresiva, descalificaciones sistemáticas y un discurso que equipara la crítica mediática con "propaganda kirchnerista" o "prensa mentirosa". Pero lo más preocupante no es solo su hostilidad hacia los medios tradicionales, sino su abierto respaldo a youtubers, tiktokers y comunicadores digitales que, bajo la máscara de un "nuevo periodismo", funcionan como propagandistas del odio, difamadores profesionales y soldados de una batalla comunicacional donde la verdad es la primera baja.

Milei no es el primer presidente en chocar con la prensa ni será el último pero sí es el que ha llevado la confrontación a un nivel inédito: desde llamar "ñoquis" a periodistas hasta acusar a medios de "lavado de dinero" sin pruebas. Su estrategia es clara: deslegitimar toda voz crítica para imponer un relato sin contrapesos. Al estigmatizar a medios como Clarín, La Nación o Página/12 por igual, busca debilitar el rol fiscalizador del periodismo, esencial en una democracia.

El Caso Formosa: Doble Discurso y Silencio Cómplice

Ayer, en un hecho revelador, el youtuber militante Mariano Pérez —figura alineada con Milei— visitó Formosa, presentado por la Fundación Federalismo y Libertad, que curiosamente no tuvo un solo pronunciamiento respecto del ataque a la libertad de prensa por parte del presidente. 

Lo llamativo no fue su presencia, sino el silencio cómplice de los referentes locales que reaccionaron contra la censura del gobierno de Insfrán pero festejan la censura que pretende imponer, Javier Milei, invitando una generación de mini fachos de una sola verdad. Formosa ya sufre bajo el autoritarismo del gildismo, que persigue y acalla al periodismo independiente. ¿Qué aporta entonces la llegada de estos "influencers" que, lejos de sumar voces al debate, reproducen el mismo esquema de ataque y polarización?

Estos personajes, con sus millones de seguidores, se creen habilitados para pisar la cabeza de una profesión que, aunque no es exclusiva de nadie, requiere rigor, responsabilidad y ética. El periodismo es inclusivo, sí, pero no puede reducirse a la viralización de opiniones sin sustento o a la difamación como herramienta política.

Los "Periodistas" del Algoritmo

Figuras como LajeTV, Agustín Antonetti o El Presto, El gordo Dan, no son periodistas: son agitadores políticos que monetizan el resentimiento. Usan algoritmos para viralizar medias verdades, teorías conspirativas y discursos de odio contra quienes cuestionan a Milei. Lo grave es que el presidente los valida, compartiendo sus contenidos o mencionándolos como fuentes confiables, mientras acusa a los medios tradicionales de "mafiosos".

Milei exige rigor a la prensa que lo critica, pero celebra la ligereza de sus aliados digitales cuando lo elogian. Bajo su lógica, un tuit de un youtuber militante vale más que una investigación de años.

El Silencio de los Neutrales


Mientras Milei y sus seguidores tachan de "kirchneristas" a quienes los interpelan, callan ante las incoherencias propias. ¿Dónde estaban estos "nuevos comunicadores" cuando el gobierno recortó la publicidad oficial para asfixiar a medios críticos? ¿O cuando funcionarios mintieron sobre datos económicos? Su silencio los delata: no son periodistas, son soldados de una grieta.

Democracia Sin Prensa Libre = Autoritarismo


Una sociedad sin periodismo independiente es una sociedad enferma. Si el relato oficial solo puede ser cuestionado por youtubers afines, estamos ante un experimento autoritario. Milei no odia al periodismo: odia el que no le es funcional. Y al alimentar esta polarización, no solo degrada el debate público, sino que normaliza la mentira como herramienta de gobierno.

El ataque de Milei al periodismo no es solo una estrategia política: es un síntoma de su proyecto de poder. Cuando un presidente prefiere rodearse de aplaudidores antes que de fiscalizadores, la democracia se reduce a un espectáculo de redes sociales. Y en ese juego, los primeros perdedores son los ciudadanos, condenados a elegir entre el griterío de las trincheras digitales y el silencio complaciente de quienes deberían informar.

El periodismo no es perfecto, pero es indispensable. Y quien lo debilita, debilita a la Argentina.

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