El gobernador de la provincia pasó a media mañana hacia la vecina república del Paraguay para ir a participar de los festejos por la independencia de ese país en pleno recrudecimiento de los contagios y con la población en Fase 1.
Locales14/05/2021
leonardo fernández acosta
Cerca de las diez de la mañana de hoy, el gobernador de la provincia, Gildo Insfrán, cruzó en su Toyota Land Cruiser por el Complejo Fronterizo San Ignacio de Loyola en Argentina para ingresar a la república del Paraguay por Puerto Falcón sin el más mínimo trámite.
El mandatario viajó para asistir a los actos de los 210 años de la independencia de ese país cuando en la provincia estallan los contagios, los ciudadanos atraviesan una cuarentena en Fase 1 y hay formoseños en la frontera que están impedidos de poder ver a sus familiares por las restricciones.
De la misma manera, Insfrán no visitó el municipio de Clorinda que atraviesa por la etapa más crítica de la pandemia siendo el lugar de la provincia con la tasa más alta de mortalidad en relación a la población y con un solo hospital de cabecera colapsado por la cantidad de casos positivos de coronavirus.
El "tour" protocolar de Insfrán dista de tener una urgencia en el contexto de la función pública que amerite su asistencia a un acto y es una falta de respeto a la ciudadanía que ya lleva más de un año de restricciones, con comercios fundidos, contagios en aumento y fallecimientos. De paso se sacó unas selfies con un vendedor de hojas de eucaliptos (no recomendadas por el Consejo de Atención Integral a la Emergencia).
La boleta única rompe con el simulacro de unidad. En Formosa, la política no puede seguir siendo una suma de sellos vacíos y candidatos prestados. Es hora de elegir personas reales con ideas claras. La vieja política ya no se puede esconder.
Con tres décadas ininterrumpidas al frente de la provincia, Gildo Insfrán supera en permanencia a Stalin, iguala a Ortega y sigue ampliando su récord con el aval de una democracia amañada, una oposición neutralizada y una población rehén de la dependencia estatal. Formosa es un experimento de eternidad política en el corazón del país.
Mientras la mayoría de la población vive en la pobreza y el Estado provincial sobrevive gracias al auxilio nacional, el gobierno de Gildo Insfrán festeja un supuesto superávit fiscal como si se tratara de un logro de gestión. Una postal perfecta del cinismo estructural de un régimen que hace equilibrio entre la miseria y la propaganda.
Celeste Ruiz Díaz dejó Formosa sin pena ni gloria y aterrizó en Santa Fe con cargo nuevo y discurso institucional. Pero bastó un cruce con Amalia Granata en Twitter para que la Convención Constituyente se convirtiera en un ring de chicanas, acusaciones y cero ideas. Reforma sí, pero con escándalo incluido.
El radicalismo formoseño toca fondo: postula como diputado a un ex ñoqui del Senado, investigado por corrupción en el PAMI y ausente de la vida pública desde hace años. Todo bajo la sombra de Luis Naidenoff.
Mientras Brizuela hace campaña y promete contratos a empresas que nunca paga, los abuelos se pudren en sus camas. Literalmente. Elvira tiene úlceras profundas en la espalda y necesita atención diaria. Pero en el PAMI Formosa no hay gestión, solo abandono, impunidad y funcionarios que se mueven recién cuando la version radial de Formosa Investiga los deja en evidencia.
En una nueva muestra del valor del periodismo de investigación en una provincia donde el poder se esconde detrás del silencio y la impunidad, el portal Formosa Investiga, dirigido por el licenciado en Comunicación Social (UNLP) César Leonardo Fernández Acosta, presentó un pedido de acceso a la información pública dirigido al titular del PAMI Formosa, Héctor Brizuela.
El radicalismo formoseño toca fondo: postula como diputado a un ex ñoqui del Senado, investigado por corrupción en el PAMI y ausente de la vida pública desde hace años. Todo bajo la sombra de Luis Naidenoff.
Celeste Ruiz Díaz dejó Formosa sin pena ni gloria y aterrizó en Santa Fe con cargo nuevo y discurso institucional. Pero bastó un cruce con Amalia Granata en Twitter para que la Convención Constituyente se convirtiera en un ring de chicanas, acusaciones y cero ideas. Reforma sí, pero con escándalo incluido.
Mientras la mayoría de la población vive en la pobreza y el Estado provincial sobrevive gracias al auxilio nacional, el gobierno de Gildo Insfrán festeja un supuesto superávit fiscal como si se tratara de un logro de gestión. Una postal perfecta del cinismo estructural de un régimen que hace equilibrio entre la miseria y la propaganda.
Con tres décadas ininterrumpidas al frente de la provincia, Gildo Insfrán supera en permanencia a Stalin, iguala a Ortega y sigue ampliando su récord con el aval de una democracia amañada, una oposición neutralizada y una población rehén de la dependencia estatal. Formosa es un experimento de eternidad política en el corazón del país.
