
Sin la Ley de Lemas, sin sobres y sin miedo suficiente, el reino de Insfrán mostró su verdadera desnudez: un poder sostenido por la pobreza y el silencio que empieza a resquebrajarse. La impunidad sigue, pero el mito se rompió.
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El servicio de transporte público, el IASEP, los hospitales y los privados tuvo la misma inercia de siempre. El microcentro de la ciudad estuvo concurrido y los accesos desde los barrios tuvieron la misma congestión que cualquier día de la semana.
Locales10/04/2025
leonardo fernández acosta
La actividad en los colegios privados fue la normal y solo en escuelas públicas los alumnos eran recibidos pero con la advertencia que solo tendrían clase hasta medida mañana o antes. El resto de las actividades privadas tuvo el mismo movimiento que cualquier día en la ciudad de Formosa.
El transporte público de la empresa Fermoza fue regular y las frecuencias fueron las mismas de siempre por lo que el traslado de personas desde los barrios fue la misma, inclusive para llevar los chicos a la escuela y comprobar si los docentes se sumarían al paro o no. Algunos docentes dieron clase y otros no.
El IASEP abrió las puertas para la atención de los afiliados y de la misma manera, también hubo atención al público en las oficinas del PAMI. Los organismos de Aduana y Migraciones (fuertemente controlados por gremios kirchneristas) realizaron paro y mantuvieron una guardia mínima, causando congestión y demora en el trámite para ingresar o salir del país.
El aeropuerto internacional El Pucú, no tuvo vuelos, debido a casi la misma razón que la parálisis en Migraciones Aduana: entre pilotos y otros sectores, hay más de 10 gremios del kirchnerismo que manejan la estatal, Aerolíneas Argentinas, entre ellos los de controladores y demás. Aguas de Formosa S.A. y la estatal REFSA también se adhirieron, entendiendo que los empleados de esta última son empleados estatales por lo que faltó la coherencia a un planteo que sencillamente viene de los propios gerentes. “No vengan a trabajar”.
De todas maneras, el movimiento comercial en la ciudad fue normal, salvo por la adhesión de los bancos, también cooptados por gremios kirchneristas. El otro sector que paró fue el de cargas y lo relacionado a camioneros pero evidentemente, la no adhesión de la UTA, impactó de lleno ante la pretensión de paralizar un país.
La ciudad de Formosa, lejos de ser una foto de la obediencia y oposición al gobierno de Milei, mostró una cara normal. Hubo menos movimiento que otros días pero la actividad estuvo muy lejos de estar paralizada y como pretendían algunos gremios locales docentes, “Dejar las aulas vacías”.

Sin la Ley de Lemas, sin sobres y sin miedo suficiente, el reino de Insfrán mostró su verdadera desnudez: un poder sostenido por la pobreza y el silencio que empieza a resquebrajarse. La impunidad sigue, pero el mito se rompió.

Mientras nuestros chicos mueren, sufren o callan, el Estado responde con silencio y la sociedad mira para otro lado. En Formosa, la tragedia infantil ya no conmueve: apenas ocupa un renglón entre las estadísticas.

El juez federal Pablo Morán volvió a ponerse del lado del poder: bloqueó la presencia de la Dirección Nacional Electoral y habilitó a militantes gildistas para “controlar” los comicios. En Formosa, la Justicia ya no vela por la transparencia: la custodia del voto quedó en manos del régimen.

Mientras el país muestra una recuperación en sus exportaciones, el nordeste argentino continúa rezagado y Formosa directamente se hunde en el atraso estructural. En los primeros nueve meses de 2025, la provincia apenas generó 36 millones de dólares en ventas externas, casi todas en productos primarios. Un modelo que presume “autonomía” pero ni siquiera produce para vender más allá de su frontera.

El rector de la Universidad Provincial de Laguna Blanca, Adrián Muracciolle, volvió a poner la academia al servicio del aparato. Con su consultora Politiké, fabrica estadísticas a medida del poder para mostrar una Formosa que solo existe en los gráficos oficiales: la del empleo que crece, el Estado que adelgaza y un modelo que se vende como milagro mientras el resto del país se hunde en la realidad.

Desde los fondos oscuros del Cártel de los Soles en Venezuela, pasando por el fideicomiso binacional Argentina–Venezuela y los canales del BANDES y el Banco Nación, hasta aterrizar en Formosa Alimenta, la empresa estatal del gobernador Gildo Insfrán: una red que mezcla política, narcotráfico y poder feudal en el norte argentino.

Desde los fondos oscuros del Cártel de los Soles en Venezuela, pasando por el fideicomiso binacional Argentina–Venezuela y los canales del BANDES y el Banco Nación, hasta aterrizar en Formosa Alimenta, la empresa estatal del gobernador Gildo Insfrán: una red que mezcla política, narcotráfico y poder feudal en el norte argentino.

El rector de la Universidad Provincial de Laguna Blanca, Adrián Muracciolle, volvió a poner la academia al servicio del aparato. Con su consultora Politiké, fabrica estadísticas a medida del poder para mostrar una Formosa que solo existe en los gráficos oficiales: la del empleo que crece, el Estado que adelgaza y un modelo que se vende como milagro mientras el resto del país se hunde en la realidad.

El juez federal Pablo Morán volvió a ponerse del lado del poder: bloqueó la presencia de la Dirección Nacional Electoral y habilitó a militantes gildistas para “controlar” los comicios. En Formosa, la Justicia ya no vela por la transparencia: la custodia del voto quedó en manos del régimen.

Mientras nuestros chicos mueren, sufren o callan, el Estado responde con silencio y la sociedad mira para otro lado. En Formosa, la tragedia infantil ya no conmueve: apenas ocupa un renglón entre las estadísticas.

Sin la Ley de Lemas, sin sobres y sin miedo suficiente, el reino de Insfrán mostró su verdadera desnudez: un poder sostenido por la pobreza y el silencio que empieza a resquebrajarse. La impunidad sigue, pero el mito se rompió.