
Sin la Ley de Lemas, sin sobres y sin miedo suficiente, el reino de Insfrán mostró su verdadera desnudez: un poder sostenido por la pobreza y el silencio que empieza a resquebrajarse. La impunidad sigue, pero el mito se rompió.
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Ocupó cargos, pidió favores, posó con los jefes del régimen. Hoy se presenta como opositora, niega su pasado y amenaza a periodistas que lo recuerdan. No cambió de ideas: cambió de estrategia. Y cuando se le agotan los argumentos, recurre a lo que mejor aprendió del modelo que ahora critica: el apriete.
Locales02/06/2025
leonardo fernández acosta
En Formosa, el poder no se discute: se obedece. y cuando alguien rompe con esa regla, las consecuencias suelen ser evidentes. pero más curioso aún es el caso inverso: cuando alguien nada años en el modelo formoseño, se alimenta de sus cargos, posa en sus actos y construye su estructura al abrigo del estado, y luego emerge como "opositor valiente", renegando de todo lo que fue, sin asumir ninguna responsabilidad. el oportunismo no es nuevo en la política argentina, pero tiene en esta historia una versión particularmente obscena.
Una psicóloga con cargos jerárquicos durante años en estructuras del estado provincial bajo el mando de gildo insfrán y con activa participación en la liturgia política oficialista aparece ahora como candidata de la libertad avanza, en un intento por encarnar la figura de "outsider" crítica del régimen. la paradoja: militó, cobró, se fotografió, pidió favores, gestionó desde adentro y ahora pretende indignarse con el sistema del que fue parte. En el año 2022 la licenciada en psicología, yesica paola muller, se desempeñaba como coordinadora del servicio de bienestar y calidad de vida del centro de medicina nuclear y radioterapia “Pdte. Dr. Néstor C. Kirchner”
En lugar de dar explicaciones claras sobre su pase de bando, eligió atacar al periodismo. “Das pena leo (otro que le queda poco tiempo”. no sólo un ataque gratuito, sino una amenaza solapada, disfrazada de resentimiento con pretensión de moralidad. un intento burdo de silenciar preguntas con el grito de víctima. el periodismo no está para agradar candidatos, sino para recordarles su pasado cuando intentan borrarlo.

Sus propios mensajes la desmienten. reconoce públicamente sus vínculos con diputados y funcionarios cercanos a Insfrán, desde llamadas al director de salud mental hasta fotos con José Luis Décima, exfuncionario caído en desgracia por presunta corrupción, reconoce incluso que sus gestiones no lograron resultados y que "sólo le quedaron lindas fotos". un sincericidio que no limpia: admite que fue parte de la maquinaria, aunque ahora finja desilusión como si no hubiese sabido desde el primer día en qué estaba metida.
Lo más indignante es la manipulación del dolor ajeno. menciona cifras de atenciones, talleres, jornadas y voluntariados desde su fundación. Nadie discute que muchas de esas acciones hayan ayudado a personas en situación de vulnerabilidad. pero usar ese trabajo como escudo para no responder sobre sus alianzas políticas pasadas, su responsabilidad institucional y su repentino giro ideológico, es éticamente inaceptable.
También cae en una contradicción profunda: por un lado se ufana de haber articulado con el estado provincial durante años, y por otro dice que la provincia prohibió la participación de sus organismos en una mesa contra el suicidio. ¿Fue parte del sistema o víctima del sistema? ¿gestora o marginada? ¿funcionaria comprometida o profesional traicionada? quiere ser ambas cosas, pero no se puede. y mucho menos cuando se lanza como candidata con un discurso que niega todo lo anterior.
La memoria institucional no es una simple foto en redes. es un rastro que queda en el cuerpo del estado, en los actos administrativos, en los testimonios, en las redes, en los mismos informes oficiales que ahora se quiere usar para lavar el pasado. El periodismo está para unir esos puntos, y si duele, es porque la verdad incomoda más que una selfie con funcionarios corruptos.
En Formosa, como en otras provincias feudales del país, los conversos del sistema que ahora se visten de antisistema son piezas clave de una farsa mayor: la de una oposición armada con los descartes del oficialismo. cambian de camiseta, no de mentalidad. y lo más grave: cuando se los cuestiona, en vez de responder con argumentos, recurren a la amenaza personal.
Y eso sí que no tiene lugar en una república. por más que a algunos, en su ambición tardía por llegar, les cueste entenderlo.

Sin la Ley de Lemas, sin sobres y sin miedo suficiente, el reino de Insfrán mostró su verdadera desnudez: un poder sostenido por la pobreza y el silencio que empieza a resquebrajarse. La impunidad sigue, pero el mito se rompió.

Mientras nuestros chicos mueren, sufren o callan, el Estado responde con silencio y la sociedad mira para otro lado. En Formosa, la tragedia infantil ya no conmueve: apenas ocupa un renglón entre las estadísticas.

El juez federal Pablo Morán volvió a ponerse del lado del poder: bloqueó la presencia de la Dirección Nacional Electoral y habilitó a militantes gildistas para “controlar” los comicios. En Formosa, la Justicia ya no vela por la transparencia: la custodia del voto quedó en manos del régimen.

Mientras el país muestra una recuperación en sus exportaciones, el nordeste argentino continúa rezagado y Formosa directamente se hunde en el atraso estructural. En los primeros nueve meses de 2025, la provincia apenas generó 36 millones de dólares en ventas externas, casi todas en productos primarios. Un modelo que presume “autonomía” pero ni siquiera produce para vender más allá de su frontera.

El rector de la Universidad Provincial de Laguna Blanca, Adrián Muracciolle, volvió a poner la academia al servicio del aparato. Con su consultora Politiké, fabrica estadísticas a medida del poder para mostrar una Formosa que solo existe en los gráficos oficiales: la del empleo que crece, el Estado que adelgaza y un modelo que se vende como milagro mientras el resto del país se hunde en la realidad.

Desde los fondos oscuros del Cártel de los Soles en Venezuela, pasando por el fideicomiso binacional Argentina–Venezuela y los canales del BANDES y el Banco Nación, hasta aterrizar en Formosa Alimenta, la empresa estatal del gobernador Gildo Insfrán: una red que mezcla política, narcotráfico y poder feudal en el norte argentino.

Desde los fondos oscuros del Cártel de los Soles en Venezuela, pasando por el fideicomiso binacional Argentina–Venezuela y los canales del BANDES y el Banco Nación, hasta aterrizar en Formosa Alimenta, la empresa estatal del gobernador Gildo Insfrán: una red que mezcla política, narcotráfico y poder feudal en el norte argentino.

El rector de la Universidad Provincial de Laguna Blanca, Adrián Muracciolle, volvió a poner la academia al servicio del aparato. Con su consultora Politiké, fabrica estadísticas a medida del poder para mostrar una Formosa que solo existe en los gráficos oficiales: la del empleo que crece, el Estado que adelgaza y un modelo que se vende como milagro mientras el resto del país se hunde en la realidad.

El juez federal Pablo Morán volvió a ponerse del lado del poder: bloqueó la presencia de la Dirección Nacional Electoral y habilitó a militantes gildistas para “controlar” los comicios. En Formosa, la Justicia ya no vela por la transparencia: la custodia del voto quedó en manos del régimen.

Mientras nuestros chicos mueren, sufren o callan, el Estado responde con silencio y la sociedad mira para otro lado. En Formosa, la tragedia infantil ya no conmueve: apenas ocupa un renglón entre las estadísticas.

Sin la Ley de Lemas, sin sobres y sin miedo suficiente, el reino de Insfrán mostró su verdadera desnudez: un poder sostenido por la pobreza y el silencio que empieza a resquebrajarse. La impunidad sigue, pero el mito se rompió.