Los hijos de la legisladora nacional por el PJ formoseño se vacunaron en los últimos días del mes de mayo como "personal estratégico" sin estar comprendido en ningún grupo de riesgo.
Interior02/06/2021
leonardo fernández acosta
En la municipalidad de Riacho He Hé, como en tantos otros municipios del interior de la provincia de Formosa, el nepotismo goza de buena salud y es así que dirigentes del PJ formoseño, tienen a toda la familia ubicada en cargos de jugosos sueldos en la administración comunal.
Los hijos de la diputada nacional por el PJ formoseño, Nelly Daldovo, tiene dos hijos concejales en el legislativo municipal de Riacho He Hé: Gervasio José y su hermano Waldo Ramiro Figueredo que gozan de los beneficios de "pertenecer" como la vieja propaganda de la tarjeta de crédito.
Pero como si no fuera poco con la madre siendo diputada nacional, los hijos siendo concejales municipales y todos viviendo de fabulosos sueldos del estado, los hermanos Figueredo se vacunaron con la primera dosis de la AztraZéneca haciéndose pasar por "personal estratégico" en el centro de salud "Loma Hermosa".
Esta figura inventada por el estado para vacunar a funcionarios, familiares, militantes y amigotes, hace que allegados al poder puedan vacunarse sin estar comprendidos en ningún grupo de riesgo y aún con la mayoría de los formoseños esperando y constituye otra estafa más a la voluntad popular.
Para muestra basta un botón y el gobierno de Gildo Insfrán ha vacunado a miles de personas con evidentes privilegios, sumando al escándalo de los vacunatorios VIP al interior provincial. El mal ejemplo cunde.
La jueza Sánchez se descompensó, pero lo que se activó no fue un protocolo sanitario, sino la maquinaria del miedo: patrullas, forenses, silencio oficial y amenazas a periodistas que hicieron su trabajo.
El intendente Mario Brignole juega al macho montado con rebenque en mano para amedrentar a la oposición, pero tiembla de miedo cuando el Ejército anuncia maniobras en su camping. Gaucho para agredir mujeres, pero cobarde cuando no controla los uniformes. La síntesis perfecta del modelo formoseño: bravuconería para los débiles, sumisión ante el poder real.
Escrutadas 140 mesas de 145 de la ciudad de Clorinda, los números dan como nuevo intendente de Clorinda a quien se desempeñaba en el cargo como interino, ante el fallecimiento del ex intendente, Manuel Celauro. Marcelo Ocampo de LLA fue el mejor ubicado de la oposición pero lejos del ganador. Los números jubilaron a los candidatos de la UCR.
Es la segunda vez que en esa localidad habría ocurrido un hecho aberrante que tiene como involucrados a personajes cercanos a la intendencia pero no hay pronunciamiento alguno del propio intendente, ni de ningún organismo provincial o de alguien que haya marchado en la contra el fascismo.
Mientras el intendente Atilio Basualdo lucha por no ser asfixiado financieramente, el gobernador se lanza a inaugurar toboganes y piletas en un Parque Acuático.
Cuando un legislador es sancionado por sus opiniones, especialmente si estas versan sobre cuestiones como la corrupción, se abre el debate sobre la libertad de expresión y el autoritarismo o la censura pero no es el mismo caso que un legislador suspendido por supuestos hechos de violencia de género planteados en primera instancia en el Tribunal de Familia y ahora en la fiscalia como denuncia penal ( exp 551/24) .
Ocupó cargos, pidió favores, posó con los jefes del régimen. Hoy se presenta como opositora, niega su pasado y amenaza a periodistas que lo recuerdan. No cambió de ideas: cambió de estrategia. Y cuando se le agotan los argumentos, recurre a lo que mejor aprendió del modelo que ahora critica: el apriete.
La Policía de Formosa volvió a actuar como sabe: con opacidad, despliegue excesivo y nulo respeto por la transparencia. Mientras intenta descalificar al periodismo que investiga, se hunde en un descrédito irreversible, marcado por el historial de causas fraguadas, testigos falsos y operativos turbios. Nada en su versión oficial resiste el menor análisis. Y ya nadie les cree una sola palabra.
Otro papelón libertario: mientras reparten discursos sobre la "libertad", usan fotos ajenas sin permiso y fabrican apoyos donde no los hay. El candidato Gripaldi quiso sumar a un empresario que ni lo deja entrar a su negocio.
La jueza Sánchez se descompensó, pero lo que se activó no fue un protocolo sanitario, sino la maquinaria del miedo: patrullas, forenses, silencio oficial y amenazas a periodistas que hicieron su trabajo.
Mientras una jueza permanece internada y la Justicia guarda silencio, el ministro Jorge González y el diputado Hugo “Carlín” Insfrán se exhiben sonrientes en redes sociales, musicalizados con humor negro. La foto, lejos de transmitir alegría, confirma la insensibilidad y el blindaje de una casta política que se burla del pueblo y de sus propios excesos.
