Varios comisarios, incluido el Jefe de la Brigada de Informaciones de la policía de la provincia de Formosa, fueron denunciados por intimidación, amenazas y abuso de autoridad.
Locales11/04/2022
leonardo fernández acostaAdrián Gamarra, periodista, relató que el día de la jura de la bandera sobre la avenida Kirchner, se acerco para tomar unas imágenes para las redes sociales pero no pudo debido a que lo rodearon oficiales de la policía de la provincia, más específicamente de la brigada de informaciones vestidos de civil que lo rodearon y le impidieron moverse, inclusive con amenazas.
“Literalmente me impidieron circular, me persiguieron, me empujaron, me agredieron y casi me rompen la cámara que es mi herramienta de trabajo”.
Gamarra concurrió a la Subcomisaría del Barrio Colluccio a radicar la denuncia de donde, según le informaron será derivada a la Comisaría Sexta para finalmente, terminar en manos del fiscal de turno que dará o no, curso a la misma.
Entre los denunciados están Comisario General, Isaac Traianon, jefe de la brigada de informaciones de la policía de la provincia de Formosa, el Comisario, Miguel Zaragoza, miembro de Informaciones y denunciado por sacar fotos arriba del IAS en las manifestaciones en pandemia, también el Sargento Alejandro Saldívar, otro que espiaba con Zaragoza en el IAS. El oficial principal, Rafael Toyos y el Sargento Palacios de Informaciones.
A pesar de las numerosas causas por espionaje todos los involucrados siguen inamovibles y de manera impune con las mismas actitudes respectos de la prensa y de los ciudadanos comunes.
Varios de los involucrados fueron identificados, espiando desde un Wolkswagen Voyage, de los cuales hay dos.
Uno de ellos lo utiliza el Comisario General, Isaac Traianon de manera personal y el otro lo utilizaban para realizar espionaje de ciudadanos comunes. Ambos vehículos son vehículos oficiales del Ministerio de Seguridad, Justica y Trabajo a cargo de Jorge González.
Lejos de asumir su derrota, la dirigencia opositora manipula resultados y evade la autocrítica. Mientras juega con los votos y se atribuye triunfos ajenos, su estrategia defensiva solo anticipa otro fracaso en octubre. El existismo es la crónica de un final anunciado en un barco semihundido cargado de soberbia y personalismo.
A semanas de haber sido acusado públicamente por acoso sexual y laboral, el ministro de Gobierno de Formosa, Jorge Abel González, volvió a mostrarse impune: usó un medio oficial para lanzar comentarios sexistas y denigrantes contra la diputada Gabriela Neme, reforzando estereotipos machistas y burlándose de su propia denuncia.
Llegó al Concejo gracias al sacrificio de una militante que fue presa mientras él tomaba café en Puerto Madero. Nunca presentó un proyecto relevante, perdió su banca pese al aparato radical, y ahora pretende dar lecciones de ética. Casadei encarna lo peor del nepotismo disfrazado de oposición.
La diputada provincial Gabriela Neme presentó un recurso de reposición contra la resolución del Tribunal Electoral que le negó una banca pese a haber obtenido más de 19 mil votos. Acusa al organismo de manipular el sistema D’Hondt, inventar un “piso” sin respaldo legal y violar la voluntad popular.
La oposición en Formosa no perdió solamente una elección. Perdió la brújula. Perdió sentido estratégico. Y, lo que es más grave, perdió su vínculo con la ciudadanía que alguna vez le creyó que era posible enfrentar al régimen de Insfrán.
Mientras Greenpeace alerta sobre la alarmante expansión de la deforestación en Formosa tras la Ley de Bosques, el gobierno de Gildo Insfrán se aferra a un relato técnico lleno de cifras, pero incapaz de explicar un hecho irrefutable: los desmontes se multiplicaron por cuatro desde la implementación de la norma.
La UCR formoseña volvió a lo que mejor sabe hacer: pactar con el poder que dice combatir. Lejos de denunciar la estafa electoral contra Gabriela Neme, se alineó con el gildismo y celebró una banca obtenida gracias a una trampa vergonzosa. En lugar de defender el voto popular, se convirtió en su verdugo. Una oposición que festeja el fraude no es oposición: es parte del problema.
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Lejos de asumir su derrota, la dirigencia opositora manipula resultados y evade la autocrítica. Mientras juega con los votos y se atribuye triunfos ajenos, su estrategia defensiva solo anticipa otro fracaso en octubre. El existismo es la crónica de un final anunciado en un barco semihundido cargado de soberbia y personalismo.
