Con la ley en la mano y en un contexto de presiones del poder provincial, Pablo Basualdo asume la intendencia de Las Lomitas para completar el mandato hasta 2027 y sostener la continuidad institucional frente al avance del gildismo.
Locales12/12/2025
leonardo fernández acosta
La transición institucional en Las Lomitas no es un simple trámite administrativo: es un momento político clave. Tras la renuncia de Atilio Basualdo para asumir como diputado nacional, el municipio queda ahora bajo la conducción de Pablo Basualdo, quien se pone al frente de la intendencia con una misión clara: defender la voluntad popular y resistir el embate del gildismo en lo que resta del mandato.
El Honorable Concejo Deliberante aceptó formalmente la renuncia del jefe comunal conforme a lo establecido por la Ley Provincial N° 1028, que regula con precisión los mecanismos de sucesión ante la vacancia del cargo. En ese marco, y tal como manda la norma, el entonces presidente del HCD, Pablo Basualdo, fue designado intendente interino hasta 2027, garantizando la continuidad institucional y evitando cualquier maniobra por fuera de la ley.
La asunción de Pablo Basualdo no es neutra ni casual. Se da en un contexto de presiones, operaciones y emisarios del poder provincial que buscan torcer la voluntad expresada en las urnas y avanzar sobre un municipio que no responde al esquema de obediencia automática del gildismo. Frente a ese escenario, la conducción del Ejecutivo local queda en manos de quien ya venía sosteniendo, desde el Concejo Deliberante, una línea de defensa institucional y autonomía política.
En paralelo, la presidencia del HCD pasó a estar a cargo de Guillermina Pedrini, hasta ahora vicepresidenta del cuerpo, completando una transición ordenada que respeta la ley y blinda al municipio frente a intentos de desestabilización.
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La dimisión de Atilio Basualdo a la Intendencia de Las Lomitas no suena a retirada, sino a proyección: asume como diputado nacional reivindicando a su equipo, desafiando al poder provincial y prometiendo llevar al Congreso la voz de una comunidad que dejó de agachar la cabeza.
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La traición de Ramiro Saavedra no es un hecho aislado ni una sorpresa: es el síntoma perfecto de una generación política criada en la incubadora del gildismo, donde la ética se aprende al revés y la ambición viene preinstalada. Un joven que llegó prometiendo renovación y terminó replicando, con velocidad récord, el vicio estructural de Formosa: vender lealtades como si fueran acciones en un mercado negro de poder.
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La renuncia de Basualdo abrió un procedimiento legal clarísimo, pero una vieja guardia de apellidos eternos que vivieron por años de lo público intenta torcerlo para quedarse con el municipio. Con una clara bajada de línea de Insfrán y un relato de “crisis” fabricada, buscan forzar una elección que la ley no permite. Lo que ocurre en Las Lomitas no es debate político: es un golpe institucional en proceso.
El Subsecretario de Hacienda y Finanzas, Miguel Antinori repite porcentajes y se cita a sí mismo para sostener el relato salarial del Gobierno, pero evita explicar cómo se componen los sueldos, a quiénes alcanza realmente el 55% anunciado y por qué, pese a los números oficiales, el salario real en Formosa sigue sin notarse en la calle. Los economistas lineales del modelo analizan los números con la profundidad de una pelopincho
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