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Interrupción de clases presenciales pone en riesgo los aprendizajes y aumenta la brecha educativa

Seis datos que surgen de diferentes encuestas realizadas por el Observatorio de Argentinos por la Educación revelan el impacto que tiene la interrupción de las clases presenciales sobre los chicos

Nacionales18 de abril de 2021leonardo fernández acostaleonardo fernández acosta
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Los datos oficiales del Ministerio de Educación de la Nación muestran que hasta el día 5 de abril en todo el país el 0,16% de los estudiantes y el 1,03% de los docentes que asisten a clases presenciales se había contagiado de COVID-19

De las encuestas a familias realizadas por el Observatorio de Argentinos por la Educación surge que la interrupción de clases presenciales tiene enormes implicancias pedagógicas y emocionales. 

Salud emocional: las familias encuestadas sostuvieron que la salud emocional de sus hijos constituye su principal preocupación.


Aprendizajes: 6 de cada 10 familias consideran que sus hijos perdieron aprendizajes significativos durante el 2020.


Desigualdad: las instituciones privadas tuvieron un 80,5% de uso de plataformas de streaming/video para impartir clases virtuales, mientras que en las instituciones públicas ese número sólo alcanzó a 29,4% de los establecimientos. 


Conectividad: 1 de cada 5 estudiantes de primaria no tiene acceso a internet en el hogar.


Medios de comunicación: 9 de cada 10 estudiantes de primaria de escuelas estatales utilizan Whatsapp como principal medio de contacto con la escuela cuando no hay presencialidad. 


Dinámica familiar: 9 de cada 10 alumnos de primaria necesitaron acompañamiento de un adulto en las actividades escolares durante la virtualidad. 


Los datos fueron aportados por el Observatorio de Argentinos por la Educación y son parte de la campaña #ALasAulas que en el día de ayer solicitó al gobierno nacional revisar la medida de suspensión de clases presenciales a partir del lunes 19 de abril.

El contexto

La decisión de interrumpir clases presenciales en el AMBA se da en un contexto de datos oficiales que evidencian una baja tasa de contagios en las escuelas, y compromete aún más los aprendizajes de los estudiantes más vulnerables.

Los datos oficiales del Ministerio de Educación de la Nación muestran que hasta el día 5 de abril en todo el país el 0,16% de los estudiantes y el 1,03% de los docentes que asisten a clases presenciales se había contagiado de COVID-19. Los datos del Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires evidencian que en el último mes la tasa de docentes y alumnos contagiados fue de 0,71%.

Durante el 2020, el 10% de las familias reportaron que la comunicación con la escuela era cada 15 días, mostrando que los alumnos fueron notoriamente perjudicados en su educación a causa del aislamiento, aun teniendo algo de conectividad; en 6 de cada 10 casos, las familias manifestaron que el servicio de internet se declaraba inadecuado para hacer las tareas escolares, además de que 6 cada 10 estudiantes utilizaron únicamente el teléfono celular para fines educativos. El estudio mostró que en 9 de cada 10 escuelas primarias se usaba Whatsapp para proponer tareas durante la cuarentena.

Además, la brecha de aprendizaje por desigualdad socioeconómica podría aumentar hasta 30%, según un estudio internacional. En Argentina, según el informe “Análisis comparado entre educación pública y educación privada en contexto de COVID-19”, el 80,5% de las familias de escuelas privadas utilizan plataformas de videoconferencia o de streaming (como Zoom, Meet o Skype), mientras que la proporción desciende al 29,4% en las instituciones estatales. Según datos de la prueba Aprender, 1 de cada 5 estudiantes de primaria no tiene Internet en su hogar.

En cuanto a los aprendizajes, los estudios del Observatorio muestran que más del 80% de los estudiantes no tuvo pruebas en 2020. A pesar de que los exámenes no sean un indicador lineal de aprendizaje, que la mayoría de los estudiantes no hayan tenido este tipo de instancia puede tener importantes implicancias pedagógicas. De hecho, según el relevamiento del Observatorio realizado a familias, 6 de cada 10 padres consideran que su hijo perdió aprendizajes importantes en el contexto de aislamiento.

Por otro lado, 4 de cada 10 alumnos necesitaron acompañamiento constante de un adulto en el contexto de aislamiento en las actividades escolares. Esto genera una demanda familiar adicional a la requerida normalmente, y muchos adultos deben añadir a sus tareas del día estar presentes constantemente para asistir a sus hijos.

En este sentido, un estudio realizado en Estados Unidos muestra que en el nivel primario los estudiantes habrían perdido hasta 70% de aprendizajes en lectura y 50% en matemática durante la interrupción de clases presenciales y concluye que en el nivel inicial la pérdida de alfabetización podría llegar hasta el 67%.

Los estudios internacionales indican que la ausencia de presencialidad en las escuelas tiene como consecuencia el incremento de la desigualdad social, la pérdida de aprendizajes y graves consecuencias en la salud emocional y física de los estudiantes.

Un estudio en Bélgica donde se compara los resultados de los aprendizajes en estudiantes que han continuado sus escolaridad con quienes no lo han hecho, detectó un incremento de la desigualdad del 20%. Otro estudio relevante demuestra que en los países con bajos niveles de desarrollo las mujeres adolescentes (de entre 12 y 17 años) son las más afectadas por el cierre escolar, llegando a tener tasas de abandono de hasta 18% .

En cuanto a la salud emocional, un relevamiento en el Reino Unido muestra que el 87% de los jóvenes menores de 25 años con padecimientos de salud mental vieron su condición agravada durante el aislamiento. A su vez, en el relevamiento realizado por el Observatorio de Argentinos por la Educación realizado en el el Encuentro Nacional de Familias, las consecuencias del cierre escolar en la salud emocional emergieron como la principal preocupación de las familias.

Del mismo modo, estudios en Japón e Italia demuestran que la ausencia de presencialidad tuvo efectos negativos en la salud física de los estudiantes. Los relevamientos indican que el cierre escolar generó aumento de peso en 15% de los alumnos y, a su vez, se acrecentaron los hábitos alimentarios poco saludables y el sedentarismo.

En Argentina, al día de la fecha no hay cifras oficiales de tasa de abandono luego del año de cierre escolar. Estimaciones realizadas por el economista Agustín Claus en base a la tasa de abandono y a los resultados de la Encuesta Nacional de Continuidad Pedagógica muestran que el abandono en el sistema educativo podría llegar a los 1,5 millones de estudiantes. Esto equivale aproximadamente al 10% de la matrícula total.

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